martes, 5 de julio de 2011

Riquezas de mi mundo.

A mi me pueden regalar el mundo, mil mundos que no los cambiaría por tu sonrisa. Como si me quieren dar todo el oro del mundo multiplicado por tres, total, ni se acercaría al brillo de tu mirada.
Las nubes me van a regañar por esto, pero no hay lugar más cómodo en el mundo que apollada en tu pecho. Me podrían dar millones de calefactores que me daría igual, porque no hay mejor estufa que tu abrazo.
Cuando no puedo conciliar el sueño me escondo como una niña pequeña bajo tu cuello. A mi me podrían dar miles y millones de juguetes que los tendría abandonados, no hay nada mejor que jugar a enredar mis dedos en tu pelo, juguetones, jugando entre ellos al escondite. Unos se esconden bajo el tacto de seda del mechón que te cae a la cara y otras en tu nuca calentitos y camuflados como cuando se quieren resguardar en un frió día de invierno.
Mira que sí, que puede que haya gente que cree que lo tiene todo, que no le falta nada. Pero les falta el mundo que se refleja en tu mirada, tendrán el oro, pero no el placer de verte despertar cada mañana.

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